La procesionaria del pino es un insecto que vive en nidos construidos en los árboles preferentemente los pinos, pero también se acomodan en cedros y abetos. En primavera, las procesionarias bajan de los árboles y viajan en fila, en busca de un lugar adecuado para enterrarse y hacer la metamorfosis para convertirse en crisálida.
Poseen unos pelillos en forma de arpón que al clavarse y romperse en la piel inoculan sustancias liberadoras de histamina. Esto produce urticaria, unas lesiones cutáneas con muchos picores y desazón, problemas oculares y ocasionalmente bronquiales, también un cuadro de shock anafiláctico. En algunos casos se ha demostrado que produce rinitis y asma. Este es el motivo por el que no es bueno tocar los sitios donde puedan haber pasado, ni estar en contacto con estos insectos. También suponen un peligro para algunos animales domésticos, sobre todo los perros, que se acercan a las hileras y pueden chupar, tragarse o inhalar involuntariamente los pelillos de las orugas.
Los métodos de eliminación varían según el estado larval en el que se encuentre este insecto, como la expansión geográfica de la plaga. Aunque hay que tener extremo cuidado en la manipulación de la procesionaria por la urticaria que produce.
Lo más recomendable es contactar con un profesional en control de plagas a tiempo, antes de que se extiendan a más zonas y se complique más la situación.